Un total de 32 internos han abandonado el centro penitenciario de Ponent tras beneficiarse de la última reforma del código penal. La nueva regulación ha rebajado las penas para los conductores que circulan bebidos y con exceso de velocidad, para los pequeños traficantes de sustancias estupefacientes y para los manteros que se ganan la vida con la piratería.
Después de que entrara en vigor la reforma del código penal, un total de 32 internos han abandonado la prisión según anunciaba ayer Radio Lleida-Cadena Ser. Otros reclusos continúan privados de libertad, pero, la condena se ha reducido y saldrán en libertad antes de lo previsto.
Desde la entrada en vigor de la reforma del código penal, el 23 de diciembre y hasta hoy, han quedado en libertad 32 reclusos en Lleida. Una decena de los cuales salió del centro penitenciario de Ponent y 22 más del centro abierto.
La mayoría son conductores que estaban en prisión por no haber pagado la pena de multa y que han quedado automáticamente libres si ya habían hecho los trabajos en beneficio de la comunidad.
También hay pequeños traficantes que con la rebaja de la pena han podido salir de la prisión o los vendedores del top manta, un delito por el que se ha cambiado la pena de prisión por multas y trabajos en beneficio a la comunidad. Esta nueva regulación ha permitido descongestionar los centros penitenciarios, sin crear alarma social.
Gran parte de la judicatura entiende esta reforma penal como un paso necesario ante la saturación de los centros penitendiarios del Estado español por culpa de los anteriores endurecimientos legislativos y también aligerar la administración ante el alud de demandas para hacer trabajos en beneficio de la comunidad.
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